pastelitos de batata

Estoy 100% atrasada con todo lo que tengo ganas de escribir. Imagínense que este post viene, al menos, con una semana de atraso, y se darán fácilmente cuenta por qué. Al menos, si viven en la Argentina.

Mayo es un mes patrio acá. Y, al igual que en muchas fiestas patrias, las comidas típicas no faltan nunca. Siempre hay una abuela, una madre o un amigo que se ocupa de hacer eso que no se come en ningún otro momento del año.

El 25 de Mayo y el 9 de Julio en la Argentina, comemos pastelitos. Por si no los conocen, déjenme que les cuente que los pastelitos son un bocadito hecho con una masa de hojaldre bastante rústica, rellenos de dulce y fritos. Tienen una forma de estrella que se hincha por el hojaldre al freírla. Los clásicos, clásicos van bañados en almíbar y cubiertos en granas de colores.

"De batata o de membrillo", es siempre la pregunta que se escucha siempre porque, como en todo, hay fanáticos. Los dos son muy tradicionales y siempre hay quien se atreve a proponer a hacerlos con algún otro dulce. Pero nunca gana: batata o membrillo. Siempre. No hay otra posibilidad.

En mi casa nunca hubo muchos pastelitos. Mi abuela se encarga de otros clásicos: locro, tortas fritas, empanadas tucumanas... pero pastelitos, no recuerdo haber comido en casa. En cambio, la abuela de E. se levanta temprano para hacerle pastelitos a la numerosa familia en las fechas patrias. ¡Y qué dedicación! Hay que verla, con kilos y kilos de harina, amasando y friendo; pero siempre impecable.

Esta vez, no fuimos a su casa pero las ganas de comer esos pastelitos se hizo demasiado grande y tuve que intentar hacerlos por primera vez en mi vida. La masa se compra, en Buenos Aires se vende en cualquier mercado abierto. Pero no tenía mucha gracia salir a comprarlos. Además, era feriado. 

Así que tomé el desafío, busqué una receta, le pedí a E. que me consiguiera el dulce que más le gustara y puse manos a la obra. Eligió de batata. 

Con orgullo puedo decir que salieron envidiablemente ricos. Creo que nadie va a tener mucho problema con hacerlos: la masa se ve complicada, pero es un hojaldre casi infalible. Es una buena forma de probar hacer un hojaldre por primera vez, porque no hay muchas posibilidades de que no salga.

Así que les dejo la receta para que la prueben. Sé que es un poco tarde para la fecha, pero pueden ir practicándola para el 9 de Julio, ¡que tampoco falta tanto! 

Receta: Pastelitos de batata


500 g harina común (y un poquito más para estirar)
100 g manteca a temperatura ambiente para amasar
100 g manteca derretida o muy blanda para hojaldrar
Agua
Dulce de batata o membrillo, cortado en cubitos
Aceite o grasa para freír
Azúcar impalpable o almíbar

Amasá la harina con la manteca, agregando agua si es necesario, hasta formar una masa lisa y que no se pegue.

Dejala reposar al menos 30 minutos en la heladera.

Estirala en forma rectangular hasta que tenga aproximadamente 1o 2 cm de espesor y untala con 50 g de la manteca blanda o derretida. Espolvoreá apenas con harina por arriba de la manteca.

Doblá la masa en 3, llevando un extremo hacia un lado y el otro extremo por encima del doblez anterior, como si fuera un folleto tríptico (si eso los ayuda).

Volvé a estirar en forma rectangular y untá con la manteca restante. Espolvoreá con harina y volvé a doblar en 3, igual que antes.

Si tenés ganas de seguir, podés repetir la operación una vez más. Va a quedar una masa más hojaldrada. Pero con estas 2 vueltas, es suficiente.

Dejá reposar la masa en la heladera al menos 30 minutos más.

Cuando esté listo, estirá la masa por porciones, para que sea más fácil, dejándola lo más finita posible, de 2 o 3 mm. Consejo: si ves que se ablanda mucho porque hace calor, volvé a ponerla en la heladera un ratito.

Cortá cuadrados del tamaño que quieras y armá los pastelitos como se ve en la foto: en un cuadrado ponés un cubito de dulce, humedecés el borde apenitas con agua, cubrís con otro cuadrado, pero haciendo que las puntas queden entre las puntas del cuadrado inferior y después apretás los bordes para formar la estrella. Parece difícil, pero si mirás las fotos no lo es :)

Calentá abundante aceite o grasa para freír y freilos de a tandas, hasta que estén bien dorados de todos lados.

Dejálos en papel absorbente hasta que estén fríos y espolvorealos con azúcar impalpable. Si querés hacerlos más clásicos, en vez del azúcar, bañalos con un almibar espeso y espolvorealos con granas de colores.