El más fácil de todos los crumbles

Ya les dije que me gustan los crumbles. Los motivos son varios: son ricos, son fáciles de hacer y es fácil hacer porciones individuales. Siendo solo dos en casa, es difícil hacer postres que no tengamos que comer durante una semana entera.

Los crumbles son ideales. Cualquier fruta que haya. Un poco de manteca, harina y azúcar. Ingredientes que todos tenemos en casa y en unos minutos tenemos un postre armado.

Hoy hice uno de los que a mí más me gusta, el de frutos rojos. Son bien, bien ácidos y con la manteca y el crocante quedan increíbles. Por supuesto que hay mil versiones para el relleno pero a mí me gustan no muy dulces. Ya les contaré de otros de mis preferidos: manzana y peras, nueces, chocolate, arándanos solos... ¡de solo pensarlo se me hace agua la boca!

Siempre aprovecho cuando están en época y compro unos paquetes de frutos congelados que venden en el barrio chino de Buenos Aires. Son un surtido de varias frutas como arándanos, frambuesas, moras, corinto y más. Duran un montón y me sirven para hacer un millón de cosas.

El procedimiento es súper simple. Acá les paso las cantidades para dos porciones individuales, pero por supuesto que pueden multiplicarlas y hacerlo para más personas. Si quieren hacerlo como torta, les recomiendo que usen una base de budín o de masa de tarta para que sea más fácil servir (aunque con un cucharón se sirve de lo más bien, queda un poco más rústico).

Y si quieren aprovechar, pueden hacer un poco de crumble de más y hornearlo en una placa. Cuando está dorado, lo sacan, lo dejan enfriar y lo guardan en una bolsita hermética. Lo pueden usar para helados, postres y cualquier otra cosa que se les ocurra.

Receta: Crumble de frutos rojos

Salen 2 porciones

50 g harina

40 g azúcar rubia

30 g manteca

Frutos rojos congelados (frambuesas, moras, arándanos, corintos, etc.) para llenar los potes individuales

2 cdas azúcar rubia

Precalentá el horno a 180ºC.

Mezclá la harina con el azúcar.

Derretí la manteca y volcala directamente sobre la harina. Mezclá rápidamente con una cuchara, se van a formar grumos (eso es lo que queremos).

Poné los frutos rojos en la base de dos moldecitos individuales y espolvoreá cada uno con una cucharada de azúcar. Si te gusta que quede menos ácido, ponele 2 a cada uno.

Cubrí con el crumble y llevá al horno hasta que esté dorado y la fruta esté burbujeante y quiera escaparse por los costados.

Servílo tibio solo o con un poco de crema o helado de vainilla.